El primer paso: conocer tus opciones
Lo primero que debés tener en cuenta son las posibles estructuras bajo las cuales puedes constituir tu empresa en Estados Unidos. En tal sentido, distinguiremos las dos más utilizadas: por un lado la Sociedad de Responsabilidad Limitada (Limited Liability Company) (“LLC”) y por el otro la Corporación (Corporation) (“Corp”).
La LLC es un tipo de empresa organizada bajo un acuerdo operativo o contrato entre los propietarios, denominados miembros, mediante el cual se especifica, entre otras cosas, cómo se administrará y cómo se dividirán las cargas económicas y los beneficios. La responsabilidad por deudas y obligaciones del negocio resulta limitada para los fundadores en tanto se traslada a la propia empresa.
La LLC resulta sumamente flexible, en tanto se la puede estructurar con gran libertad. Por su parte, las Corporaciones son entidades independientes de sus propietarios, denominados accionistas, quienes están protegidos de las obligaciones y responsabilidades generadas por la empresa. La propiedad se rastrea por acciones, y cada acción corresponde a una parte definida del control del negocio y el derecho a la ventaja económica del mismo. Ahora bien, con esa información en tu poder es hora de analizar los pros y contras de cada estructura. En este sentido, es importante conocer las posibilidades ya que esta elección redundará en aspectos esenciales y decisivos como el pago de impuestos, la posibilidad de atraer inversiones, la documentación que se deberá presentar, la responsabilidad personal de sus miembros, y, en definitiva, el funcionamiento de tu negocio.
Régimen fiscal
Como mencionamos, las dos estructuras empresariales se distinguen en cuanto al tratamiento fiscal aplicado por la Agencia Tributaria Federal (“Internal Revenue Service”) -IRS-.
Por su parte, las LLC se consideran entidades de transferencia a efectos de la tributación estadounidense. Los impuestos no impactan sobre la empresa puesto que no declaran impuestos a nivel corporativo, sino que sus ingresos se informan en las declaraciones de impuestos sobre la renta personal de sus propietarios. De esta forma, el dinero fluye a través de una LLC y se grava al nivel de los propietarios de la misma (“pass-through”).
En cuanto a las Corporaciones, las mismas pueden ser de tipo “S” o tipo “C”.
Cuando una Corporación tiene menos 100 accionistas y los mismos se tratan de personas fìsicas Residentes en los Estados Unidos o ciertos fideicomisos y herencias (excluyendo sociedades, corporaciones y accionistas extranjeros no residentes), la Corporación puede solicitar ser calificada como Corporación “S”, cuya característica principal es su tratamiento fiscal: se declara el flujo de ingresos, pérdidas, deducciones y créditos corporativos en las declaraciones de impuestos personales de los accionistas y se les imponen los impuestos a las tasas impositivas sobre sus ingresos personales. De este modo, la sociedad no tributa por sus ganancias corporativas y sólo tributan los socios por las ganancias atribuidas a título individual. Los ciudadanos extranjeros No Residentes en Estados Unidos solo pueden optar por constituir el modelo de Corporación “C”.
Por su parte, las Corporaciones “C” están sujetas a doble tributación: primero, a nivel corporativo, puesto que pagan impuestos sobre sus ganancias. Y luego, en caso de distribuir dividendos entre los accionistas, a través de sus declaraciones de impuestos personales.
A su vez, no resulta menor considerar las implicancias de optar por reinvertir los beneficios obtenidos. En ese caso, cuando una corporación “C” reinvierte sus ganancias directamente en la empresa en lugar de distribuir dividendos, se reduce la carga fiscal personal de sus accionistas individuales. En cambio, la LLC, al declarar sus ganancias anuales, no podrá optar por no distribuir las mismas -independientemente que luego sean reinvertidas-, lo que implica que sus miembros estarán sujetos a su declaración personal y al consiguiente pago de impuestos (en tanto fluyen directamente hacia ellos).
Pérdidas
A su vez, el tratamiento fiscal tiene implicaciones interesantes en lo que respecta a las pérdidas de la empresa. En ese sentido, la corporación “C” que tiene una pérdida en un año determinado, generalmente lleva la pérdida contra años fiscales futuros, donde puede usarse para compensar las ganancias futuras. Mientras que la corporación “S” le permite a los dueños aprovechar las pérdidas incurridas como deducciones en sus declaraciones personales. Por su parte, una pérdida obtenida por una LLC generalmente se puede usar para compensar los ingresos de los propietarios durante el mismo año fiscal, por ejemplo, los ingresos del empleo.
Inversiones externas
En este punto, es importante que determines si planeas adquirir capital externo mediante inversiones para tu empresa. Al respecto, generalmente, los inversores prefieren invertir en corporaciones que en LLC.
Esto se debe, por un lado, a la posibilidad de las corporaciones de vender acciones que coticen en bolsa y emitir deudas convertibles y, por otro, a que la gran flexibilidad en cuanto a la forma de las LLC implica para los inversores un trabajo legal costoso y sustancial, que deberán realizar de forma previa a efectuar una inversión, para garantizar aquello que se va a adquirir.
Sumado a ello, en las Corporaciones “C” los dueños pueden tener distintos tipos de acciones que permiten fijar diferentes niveles de dividendos. Esta es una de las razones por las cuales los Fondos de Capital de Riesgo escogen este tipo de compañía cuando ofrecen su financiamiento a las empresas. Los inversores son atraídos por el potencial de dividendos si la empresa tiene ganancias.
Conclusión
Debes tener en claro que la elección de una estructura empresarial determinará desde tus operaciones diarias hasta la forma en que tributas o los activos personales que pueden verse implicados.
Por tal razón, será recomendable elegir una estructura que brinde un equilibrio adecuado entre sus beneficios legales y sus desventajas, de acuerdo a los objetivos que establezcas para tu negocio.
Para ello, es importante que identifiques claramente los elementos que resultan más significativos o que tendrán mayores implicancias. Si bien esta decisión puede suponer un gran desafío, siguiendo esta breve guía podrás analizar los pros y contras de cada de las estructuras analizadas y estarás en una posición más fuerte a fin de optar por aquella que te ayude a lograr las metas planteadas y el éxito de tu negocio.
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